Mi nombre es Katie, tengo 12 años y un mejor amigo Jack. Vivimos en el mismo barrio a una cuadra de distancia, generalmente pasamos la tarde en la plaza que está frente a mi casa, allí estamos varias horas hablando pavadas y haciendo cualquier cosa. Lo que más me gusta es cuando voy a la escuela, algo raro para una adolescente, porque allí es cuando despejo mi mente de todo lo que pasa en mi casa, con el trabajo de mis padres, etc. Cuando estaba en el jardín en salita de 4, mi papá se quedó sin trabajo gracias a la nueva dueña de la empresa. Después de eso estuvo buscando empleo, pero cuando encontraba uno que le gustaba, teníamos que mudarnos a otro lugar, le pagaban muy poco o surgía algún otro problema. Pero, aun así, somos felices.
En casa vivimos con mamá, papá, mi hermana Laila, mi perra Nube y mi loro Perlita, aunque a veces me siento sola, siempre algún familiar está ahí para ayudarme.
Además de Jack tengo otra mejor amiga, Leila, ella no es tan amiga de Jack ni él de ella, pero algún día se llevarán bien.
Una tarde, después de la escuela estaba con Jack y Leila haciendo un trabajo práctico en mi cuarto cuando sucedió algo extraño: la máquina hizo un ruido muy raro, al principio lo dejamos pasar, pero cada vez era más fuerte hasta que un destello de luz inundó mi habitación, haciéndonos cerrar los ojos.
Cuando los abrí, estábamos adentro del trabajo, no lo podía creer, ¡ESTABA EN MI COMPUTADORA!, luego Jack dijo:
- ¿Qué está pasando?
Ya sé que suena raro, pero creo que nos teletransportamos a la computadora de Katie respondió Leila un poco confusa.
- Creo que Leila tiene razón dije tratando de subir por las palabras escritas. Miren, por aquí se puede escalar, por lo menos subamos hasta arriba del todo.
Nos llevará horas, ¡¡¡escribiste 14 páginas!!! reprochó Jack, pero luego de un momento aceptó la propuesta de su amiga.
Luego de varias horas de escalar, llegamos hasta arriba del todo, minimizamos Word y caímos en la barra de aplicaciones. Allí pregunté:
- ¿A qué aplicación vamos?
- ¿A configuración? respondió Jack.
Leila y yo afirmamos con la cabeza. Después de unos minutos estábamos adentro de la configuración de mi computadora, y era enorme. Me tomó unos minutos pensar un buen plan ya que desconocía totalmente el por qué estábamos ahí, pero por fin se me ocurrió una idea que, por más descabellada que sonara, parecía tener un poco de lógica, solo debíamos esperar a que todo salga bien.
- Podemos hacer así dije-.Leila, que eres muy buena con las computadoras, puedes ir hasta la parte que dice “TELÉFONO”, allí conectarás mi celular a la computadora, sólo tienes que apretar donde dice “KATIE CELU” y nos conectará directamente. Jack, tú irás a la parte que dice “VINCULAR” y cuando Leila grite ¡YA! apretarás donde también dice “KATIE CELU” y yo, ni bien nos lleve a mi teléfono, prenderé el flash, así es como entramos y espero que sea como saldremos, con un estallido de luz. ¿Listos?
- Adelante respondieron.
Todo sucedió como había pensado, cuando llegamos a mi celular prendí la linterna. Cerré mis ojos, cuando los abrí ¡estábamos en el patio de mi casa! Luego de esa aventura, Leila y Jack se hicieron mejores amigos y nuestro grupo fue inseparable a partir de ese momento. Nunca le contaríamos a nadie nuestro secreto. Unos meses después estábamos Perlita, Nube, Jack, Leila y yo en el comedor y esta vez mi celular empezó a hacer sonidos raros, sabiendo lo que se venía, agarramos a las mascotas y nos situamos los 5 al lado del teléfono, expectantes por lo que podía pasar. Los sonidos se intensificaron y cerramos los ojos. Al abrirlos, estábamos en un lugar completamente diferente.
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