Este poema es dedicado a cuantas mujeres que mueren día a día a manos de
quienes dicen amarlas.
Te conocí cuando apenas
Se desplegaban tus alas
Buscando los horizontes
Después de una noche larga.
El sol reflejaba siempre
En el brillo de tus ojos
Los colores de tu alma
De una bondad sin despojos.
Ya las ansias te elevaban
En pos de las grandes metas
Y persiguiendo tus sueños
Fuiste lejos de tu tierra.
Y desandaste caminos
Contra vientos y mareas
Soñando
siempre un retorno
Ansiando una vida nueva,
De pronto tornaste el rumbo
Y el camino
fue regreso
Al lugar de la partida
Cumpliendo tu derrotero.
Y te sumaste en silencio
Al vuelo de tus hermanas
Surcando el azul celeste
Del cielo de Catamarca.
Buscando cumplir el sueño
Fuiste una más en el aire
Impulsada por la brisa
Sin que te detenga nadie.
Pero, truncaron tu vuelo
Un día al amanecer
Por qué querían tus alas,
o acaso, por ser mujer.
Yo no sé que tengan nombre
De mujer estas haditas,
Tal vez María Soledad,
María Eugenia o María Rita.
Solo
se, que ya no quiero
Mas criaturas aladas
Que luchen en soledad
Contra garras asesinas
Que destrozan sin piedad,
La vida que Dios ha dado
De un género, sin igual.
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