sábado, 31 de agosto de 2013

El sable de madera. - Anónimo

Federico el Grande paseándose de incógnito, encuentra a un soldado algo ebrio. Le pregunta el rey cómo se proporciona dinero para tantos gastos. El soldado le cuenta que suele empeñar sus prendas y que acaba de hacerlo con la hoja de su sable.
Al día siguiente Federico pasa .revista a sus trapas; el rey manda al empeñador que saque su sable y corte la cabeza al soldado que está a su derecha. El empeñador suplica al rey por el inocente. El rey sigue inexorable.
-"Pues bien, dijo al empeñador, suplico a Dios que haga el milagro y cambie mi espada en un sable de madera" 
Desenvaina... ¡El sable era de madera!. El monarca admiró su ingenio, y le dio con qué desempeñar la hoja de su sable.

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