sábado, 17 de agosto de 2013

LA CITA - Por Estanislao Del Campo

Era de noche.  Cándidas, flotantes,
las  nubes  discurrían  por los  cielos,
salpicadas   de  estrellas, como  velos
bordados   de   topacios   y   diamantes.
Los rayos de la luna, fulgurantes,
plateaban  las  lagunas  y  arroyuelos
que   entre   pliegues   de   verdes   terciopelos
movían   sus   caudales   murmurantes.
Crucé el jardín con paso cauteloso
hollando   margaritas,  que  un  quejido
exhalaban, heridas   en   su   tallo.
Distinguí su  vestido vagaroso,
me  acerqué,  me  abrazó,  lanzó un  gemido
porque  al  besarla  yo...  le  pisé un  callo.



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