Todos aman su patria, y muy pocos tienen patriotismo; el amor a la patria es un sentimiento natural, el patriotismo es una virtud; aquél, procede de la inclinación al suelo donde nacemos y recibimos las primeras impresiones de la luz, y el patriotismo es un hábito producido por la combinación de muchas virtudes, que derivan de la Justicia.
Para amar a la patria basta ser hombre, para ser patriota es preciso ser ciudadano, quiero decir, tener las virtudes de tal.
El que no tenga un verdadero espíritu de filantropía o interés por la causa-santa de la humanidad, el que mire su conveniencia personal como la primera ley de sus deberes, el que no sea constante en el trabajo, el que no tenga esa virtuosa ambición de la gloria, dulce recompensa de las almas grandes, no puede ser patriota, y si usurpara este renombre es un sacrílego profanador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario