NOSTALGIA Y PASIÓN
Por Alumnos de EEPA Nº 701
En aquel verano dentro de ese paisaje tan imponente donde
las gaviotas rozan con sus alas la arena, y las olas bañan dulcemente a
las pequeñas rocas,
nacería un amor maravilloso.
A pesar de mis idas y vueltas, de mis tristezas y alegrías,
de mis logros y fracasos, me siento serena. El sol se acerca al horizonte y
pinta un hermoso cuadro, siento nostalgia, me invaden los recuerdos...
Esas tardes inolvidables, donde juntos vivíamos ese amor tan
impactante que nacía en este
escenario, donde el mar era el testigo fiel que selló nuestra unión.
Aquellos momentos marcaron el principio de una pasión que mi
corazón desconocía hasta ese instante, pero todo cambió... y poco a poco fue dominando
mis sentimientos. fue en ese primer
encuentro donde tu mirada dulce y penetrante refrescó mis pensamientos y despertó en mí el anhelo de
enamorarte, dando rienda suelta al arte de conquistar, despojándome de toda
cobardía y resuelta a atraparte, a tocar el cielo con las
manos.
Solíamos provocar el encuentro de esas miradas profundas,
que hacían que nos buscáramos desesperadamente y con cuantiosa complicidad entre medio
de las personas, que parecían
retratadas en un paisaje donde solo cobraba vida nuestra existencia. allí
estábamos perplejos luchando para avivar
enérgicamente nuestra pasión,
haciendo que todo alrededor fuera insignificante o
que simplemente ya
no existieran.
El amor fue creciendo silenciosamente, de la misma manera
que crece un fruto en su estación, fuertemente arraigado, con frescura; esos
momentos nos fueron iluminando, y minuto a minuto vivíamos en esas tardes de
verano que serían inolvidables, acariciándonos, besándonos, ya no éramos dos
personas, ahora nos unía un lazo inquebrantable que nos hacía una sola alma.
Tus caricias estremecían mi cuerpo, mi piel parecía un
terciopelo con tus manos plasmadas allí. ¡cuánta felicidad! ahora sí podía
decir que en mi vida había conocido y probado por mi misma el significado de la
palabra amor. sentimiento profundo que sólo pocas veces lo experimentamos,
cuando amamos con todo nuestro ser, todo lo soportamos, lo aguantamos y lo
perdonamos.
Aprendí que el amor no se vanagloria, es sufrido y deja
huellas muy profundas en nuestro interior y que aunque el tiempo corra
velozmente, no desaparece. esos momentos hicieron que mi realidad se
confundiera con la fantasía. Como el frágil cristal que se rompe con un leve
roce, así de fácil se rompió nuestro amor, tuvimos que continuar cada uno en su
camino, tan opuestos, tan distantes uno del otro. Hoy me pregunto: -¿Por qué no
luchamos? - ¿Por qué nos quedamos inmóviles y permitimos que se escaparan
nuestras ilusiones?. Me invade el penoso recuerdo de aquella despedida,
significó la mañana más triste y dolorosa que podía imaginar. las lágrimas no
paraban de brotar desde mis entrañas, se precipitaban a caer sobre mi rostro
como copiosa lluvia de invierno. todo mi ser quedó paralizado.
A pesar de que teníamos la convicción de que nuestro amor
sería inmortal, no fue así para él. yo creía que aunque fuimos separados en
nuestros cuerpos, no podrían hacerlo en nuestros pensamientos y en nuestro
corazón. El sabio paso del tiempo desenmascaró el triste pasado y reveló la
brutal verdad, bastó verte a pocos pasos de mi para percibir que eras feliz,
que tu sonrisa era pura, que tu amor solo era para ella, y aunque aquella tarde
me hizo ver esa realidad tan dolorosa, no pude más que continuar añorándote,
imaginando que el destino nos volvería a unir en algún punto.
¿Será optimismo? no lo sé, tal vez, lo que sí sé es que
nunca se marchitaría en mi ser, jamás moriría mi amor por ti...
En esta etapa de mi vida me encuentro en el rojo atardecer,
en el triste ocaso donde la luz de mi vida se va apagando lentamente, sé que
pronto va a oscurecer para nunca más ver la luz del día ...pero ese amor vivido
a plenitud se irá conmigo, aunque me alienta saber que vivirá en estas hojas y
en la mente de cada uno que la lea..
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