Triste está la casa nuestra,
triste, desde que te has ido.
Todavía queda un poco
de tu calor en el nido.
Yo también estoy un poco
triste desde que te has ido;
pero sé que alguna tarde
llegarás de nuevo al nido.
¡Si supieras cuánto, cuánto
la casa y yo te queremos!
Algún día, cuando vuelvas,
verás cuánto te queremos.
Nunca podría decirte
todo lo que te queremos:
es como un montón de estrellas
todo lo que te queremos.
Si tú no volvieras nunca,
más vale que yo me muera...
Pero siento que no quieres,
no quieres que yo me muera.
Bienquerida, que te fuiste,
¿no es cierto que volverás?
Para que no estemos triste,
¿no es cierto que volverás?
Es uno de los poemas más conmovedores que he leído
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