Cuando no estás…
el hambre del viento
se anuda al estómago,
el sueño fugitivo
es vigilia de alborada,
el sol… indiferente,
me da la espalda
para hacer tobogán
en la última montaña.
Cuando no estás…
un manto oscuro
aterciopela el cielo,
la cruz del sur
deja lejos su norte
y deambula por la vía
desorientando
al caminante…
Cuando no estás…
desde las ciudades,
balcones abandonados
de grises caserones
vierten sus bostezos,
enlazan su baranda
de hierro forjado,
viendo en lasitud
cómo los días caen
unos tras otros
sin tocarse…
Cuando no estás…
quiero inventarte…
sacarte de mis manos,
hallarte entre mis libros,
suavemente entintada
de colores pasteles,
mecer por reflejo
esa absurda hamaca
tejida entre palmeras,
que atesora fantasías
burlándose desde la pared
de una oficina cualquiera.
¡Ay…! la eternidad,
es más eternidad
cuando no estás...
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