ESPERO QUE TENGAS HIELO
Por Jeremías Bottega, alumno de 6° año de la Escuela
Secundaria N° 1
Con Carlitos éramos y somos íntimos amigos, -no me gusta
hablar en pasado-, de esos hermanos que te da la vida y que también la vida te
deja elegir a diario. Amigos desde el jardín, crecimos juntos, vivimos toda
nuestra infancia juntos y de alguna u otra manera siempre estábamos en
contacto. A los 13 o 14 años cuando uno empieza a querer hacer sus primeras
armas en la noche de Azul, donde vivíamos, nos hicimos más que compinches.
Me acuerdo cuando salíamos a
"Sin Destino", un bolichón de la vuelta de la casa de Carlitos,
también recuerdo la esquina abandonada, sin techo, en Sarmiento al 1300 donde
dejábamos escabullidas las botellas de whisky que empezábamos a tomar en alguna
que otra juntada, porque si la llevábamos a nuestra casa se pudría todo, o por
lo menos eso nos parecía. Los dos nos hicimos fanáticos del whisky, empezamos
agarrándonos unos pedos tremendos.
Cuando iba a empezar cuarto de la
secundaria se cambió de escuela, no se quebró la relación, sino que nos
volvimos un poco más hermanos que amigos. Juntos éramos dinamita o somos mejor dicho.
En 5to nos íbamos a ir de vacaciones todo el grupo
de amigos y a vos no te dejaron, tus padres decían que yo era mala influencia y
que conmigo no iba ni a la esquina, pobres no conocían al hijo. Yo sé que a vos
no te gusta que hable tanto en pasado, pero lo tengo que hacer, la situación lo
amerita, el relato lo amerita, el estado lo amerita porque, amigo, yo te
quiero.
Ese 5to año en diferentes colegios, fue una bomba,
salíamos todos los días, hacíamos de todo, teníamos "dos amigas",
formábamos el cuarteto perfecto, íbamos a comer, salíamos, nos fuimos una noche
a la laguna (de ilegal) los cuatro juntos. Ese 5to año terminó como uno de los
mejores, y con nuevos amigos, para nosotros siempre fue importante tanto la
amistad como el buen vivir y el disfrutar la vida, como lo hacíamos siempre.
También tuvimos nuestras idas
y vueltas, y porque no, nuestras claras peleas. En tercer año nos peleamos, fue
mortal, estuvimos casi 7 meses distanciados. Fue una boludez, nos ofendimos
mutuamente y nos dejamos de hablar, se terminó la amistad llegaste a decir.
Te juntabas con otro grupo de
amigos y yo con el mío, pero con una amistad como la nuestra no te separas tan
fácil, y después de esos meses, otra vez en "Sin destino", como
tiempo atrás y quizás, no me atrevería a confirmar aunque este en un 100%
seguro, con unas copitas de más, nos miramos, nos sonreímos, nos fundimos en un
abrazo y dijimos, qué pelotudos somos.
Yo tenía muchos problemas
familiares no disfrutaba viviendo en mi casa y sufría las peleas y peleas con
mi vieja o mi viejo y vos siempre firme, siempre bien, siempre fuerte, aunque
también sufriste por la tuya y yo hice lo que pude y me gusto hacerlo en el
momento.
"Todo el mundo que jugó,
perdió más veces de las que ganó" fue nuestro lema
siempre, pero
siempre fueron más preponderantes las victorias que las derrotas y a eso apuntamos. Cuando el
"Ganó las festejó conmigo y cuando yo "Gané" lo festejé con él,
porque nos contábamos todo y cada uno de las
historias que nos pasaba. Los términos ganar o perder fue
siempre lo que dijimos y lo que sentimos en todos aspectos de la vida, porque
empate nunca sacábamos en nada, nunca nos gustaron los grises.
-Eso, desde mi punto de vista, nos ha perjudicado.¿ no,
che? ¿Vos que decís?
Pero un día la vida nos separó,
cada uno tomó su camino, que es lo lógico, sin embargo la amistad no se perdió,
va eso creo. Yo influenciado por mi familia que quería que estudie estuve
dudando hasta último momento, no obstante opté por irme bien lejos y viajar, no
de mochilero porque me suena a sucio y desprolijo, sino que me fui a laburar
por ahí. Me saqué el gusto, porque la vida es una sola e hice buenas escalas:
Tucumán donde trabajé de pizzero, La Paz, Solivia ,allí fui a la casa de un
amigo tucumano hasta que recale en Brasil. Porto Alegre, buenísimo.
-Vos, boludo, te hiciste
rustico, te quedaste acá, laburaste y tuviste críos jajá.
No me quisiste seguir y te quedaste ¡aburando acá con tu
viejo y tus hermanos. Mal no te fue, hasta donde sé, a los 24 te juntaste o te
pusiste de "novio" como decías vos. Aguantaste bastante hasta tener a
tu secuaz, a los 31 vino Matías, que hermoso pendejo que no me diste el gusto
de ser su padrino. De Nora tu señora sé varias, vos ya la tenias fichada de
cuando éramos pendejos e iba dos años más que nosotros. Si mal no me acuerdo
algo había pasado ahí de chicos, no recuerdo que, o mejor dicho no es necesario
recordarlo.
Fanáticos como somos los dos de
los redondos me gustaría de fondo poner "Juguetes Perdidos", el tema
que tantas veces nos acompañó, pero quiero y preferiría evitar lloriquear.
Cuando me avisaron lo que le había pasado, ni el más pesimista pensaba el
final.
Nos hizo bien volver a vernos,
hacía rato que no nos veíamos, desde la navidad de hace dos años, cuando Mati
tenía 12, cómo pasa el tiempo ya tengo 45.
Aunque esta última visita
estés mal y me duela el alma, yo sé que te hizo bien escucharme. Porque así fue
más o menos hasta el día de hoy nuestra relación, siempre estuvimos de un lado
u otros conectados. Ahora que no te puedo llamar o mandar un texto para
contarte algo, me voy a encargar de contarle todas y cada una de ¡as historias
a Mati, que se le ponen brillosos los ojos cuando hablo de vos.
Porque ahora no te podemos dar
un abrazo, ni caer a tu casa a comer y llevar algo para tomar, porque te
queremos ver y no podemos, estas en esta cama de hospital, peleando por no
entrar en un sueño eterno y Mati cada vez que de vos hablamos lagrimea, y me
pregunta por qué te toco pasar por esto a vos.
Cuando levanto la vista y veo a
Nora y Mati fundidos en un abrazo y con lágrimas en los ojos, ya no tengo que
entender ni preguntar nada.
Y me emociono cuando me acuerdo de nosotros en las
noches de Azul, se me cae un lagrimón cuando veo tu número en el celular y no
te puedo llamar. Cuando veo los mails que nos mandamos en ese montón de tiempo
que estuvimos lejos y me contabas los planes que tenías. Porque todavía me sigo
acordando de la última vez que tomamos ese whisky en tu casa antes de que yo me
vaya de viaje y en el brindis te dije que la próxima botella la iba a abrir con
vos Espérame y descansa en paz. Cuando nos veamos, porque nadie tiene vida
eterna, prometo llevar la botella, espero que tengas hielo en la heladera, no
como otras veces.
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