así como mi amante muerta,
quitaré la tranca a la puerta
y saldré a la noche sin ruido.
El gendarme ya se habrá ido
y nadie me pedirá cuenta
del hermoso tiempo perdido.
Indicará la hora suprema
el señalero enloquecido
una luz verde, una luz roja,
-quien guíe el tren será el Destino.
Cuando todos estén dormidos
y se amen las ratas fugaces,
habré partido, habré partido.
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