Cuando el viento agite la invisible hoja
donde has escrito y tachado tanto
errores y aciertos,
alguna palabra solitaria
dirá que ha llegado la hora de volver la página
y enterrar los muertos.
Se plegará dócilmente como sanándote el alma,
y habrá otro blanco río y un nuevo cielo.
Volverás la página y comprenderás la vida
como en un destello:
La hoja que has vuelto nunca será blanca,
nunca será pura.
Y seguirás escribiendo
por los ríos y valles que invisibles trazaste
mientras pasó el tiempo.
La darás vuelta y nacerá gastada,
pues no existe el hombre que escriba
sobre un papel nuevo.
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