sábado, 21 de marzo de 2015

En un domingo de enero Por Ezequiel Feito

En un domingo de enero, sobre un viejo tobogán juega un niño
mientras su padre lo vigila atento.
Lo mira dulcemente, la fatiga ha olvidado quizás por un momento.
Ha dejado de morir tan sólo un rato, olvidando su salario y su futuro incierto.
Ríen ambos, un aire quieto parece entregarlos a la sencillez de un tiempo
que mañana venderá sin más remedio.
Y no le importarán los árboles ni el sol, ni que fue domingo, o que fue en enero.
A su rutina volverá. El mundo mágico se habrá cerrado por completo,
mientras que la plaza esperará el regreso
de la mirada atenta del padre al niño en el cuerpo de un tobogán muerto.

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