¡No bebo más! ¡No bebo! — repetía
Uno a quien siempre conocí borracho.-
No quiero ser más débil que un muchacho.
Alguna vez tengamos energía.
¡Nada! Aunque Cristo Padre me lo mande,
Juro no beber más, chica ni grande.
Esto diciendo lo encontró su amigo
Perucho Papahígo,
Que es otro borrachín de tomo y lomo,
Y díjole - ¡Alto ahí!, ¿qué es eso? ¡cómo!
¡Qué! ¿no remojaremos la palabra?
Abra usted, patrón, abra
El ventanillo y sirva prontamente
Dos copas de aguardiente.
Cortaremos la bilis, que ella estraga
El hígado y el bazo... ¡soy quien paga!
El otro vaciló; porque terrible
Era para él la tentación aquella;
Pero a la postre consiguió vencerla
Y contestó con voz desapacible:
- ¡Dispénseme!.,, no bebo... lo he jurado...
- ¡Pues vete a cazar moscas, renegado!
Y nuestro hombre siguió la calle arriba
Exclamando: - ¡Que viva! ¡
Vaya si soy valiente!
Tengo el alma templada como acero.
No hizo lo que he hecho Napoleón primero.
¿Cómo a la tentación resistir pude?
No seré yo quien de prodigios dude
Que obra la voluntad omnipotente.
¡Heroico es lo que hago!
¡Entremos donde Broggi!... Francamente,
Tamaña heroicidad merece un trago.
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