sábado, 17 de diciembre de 2016

“Llegó la hora de escribir un cuento” Edición 2016 - Primer premio: La ternura de la muerte - Por Lino Salvador Pollio, alumna de la EP Nº 24

        Todos sabían que la Muerte era una especie de “algo”, que con tocar con sus manos huesudas cualquier ser con vida, lo dejaba en el sueño eterno.
Y la Muerte sabía que todos decían eso…y también decían otras cosas,; le decían: “La Dama del eterno sueño helado”. Pero lo que no sabían era lo sola que se sentía…la tristeza que ahogaba su negro corazón al no poder abrazar a nadie…
Pero en fin, ese era su destino y no podía cambiarlo.
Un día, caminando por el bosque, encontró al pie de un árbol una cría de ciervo que parecía perdida.
-Ésta sebe ser mi víctima de hoy- pensó.
Pero cuando se acercó al animalito, éste la miró con infinita ternura y por primera vez algo como un escalofrío le corrió por la espalda a la Muerte. Entonces, la ciervita salió corriendo y ella la dejó que se fuera.
Así la ciervita fue creciendo y la Muerte siempre la vigilaba, como cuidándola de los peligros que se le acercaran. La ciervita sabía de esto y un día, tomó confianza y se le acercó. Volvió a mirarla con ojos tiernos y le lamió las manos.
En ese momento la  Muerte cerró los ojos porque sabía que si los abría encontraría muerta a su amiga. Pero para su alegría, cuando sintió que nuevamente lamían sus manos, abrió los ojos vacíos y la vio, hermosa, viva, bien viva…
Desde ese día no se separaban y la ciervita siempre la acompañaba en sus recorridos. Y así pasó el tiempo y casi sin que se dieran cuenta, la cierva se hizo vieja y llegó su momento, su final…
Las dos sabían que esa era la última vez que la Muerte tocaría a la cierva…entonces cuando se le acercó, la abrazó en un abrazo interminable, casi cálido y no frío como siempre era su toque. Y al fin la cierva murió y la Muerte se quedó sola y triste de nuevo.
Tiempo después, cuando la Muerte recorría los lugares donde había caminado con su amiga, sintió un ruido como de pasos. Enojada fue a ver qué animal se atrevía a andar por aquel lugar que sólo ellas dos recorrían y vio a su amiga cierva…mejor dicho al fantasma de su amiga que volvía para estar con ella.
Ahora sí…estarían juntas por siempre y volverían a recorrer los campos y los caminos. La Muerte ahora sabía lo que representaba la amistad y el amor y aunque su trabajo debía continuar, lo haría de una forma más amable, más tierna… ahora era feliz y nunca más la llamarían: ”La Dama del eterno sueño helado ”, ahora sería: “La Dama de la ternura eterna”

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