Ojalá pueda, como en el pasado,
amar lo suficiente y lo debido.
Amar también a aquellos que han sufrido
con un peso mayor al esperado.
Ojalá pueda amar como he amado,
abierto el corazón y bendecido,
para poder amar al más perdido
y así cumplir el mandamiento dado.
Y nada recibir, como es la suerte
del que quiere por sólo conveniencia.
Quisiera aquel amor, profundo y fuerte,
capaz de revivir el pecho inerte,
pues ni oro, ni poder, ni toda ciencia
podrán, como el amor, vencer la muerte.
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