En la locura mansa de tu belleza diáfana,
se deshojo errante y prolifera tu voz,
y encallo en la criba de mi llanura extensa,
en bebida de luna y diapasón.
Me disocié de tiempos que inútiles jugaban,
abrí mis brazos en posesión de ti,
y entre la gama de afines diversos,
te fui queriendo y amándote así.
Atrevida a mis ruegos, sumisa de antojos,
alzaste vuelo al igual que el colibrí,
y en las mañanas verdes, adulzadas de trinos,
canturreaste aquel verso, compuesto para mi.
Con la locura mansa de tu belleza diáfana,
le diste a mi vida…razón de vivir.
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