Me duelen los años mamá, tus años, los míos.
Me duelen tus manos cansadas, me duelen mis canas...
Esta vejez que nos abruma y nos opaca
cada instante lleno de tristeza.
Cruzaremos la tranquera juntas, de la mano
como cuando niña me apretabas fuerte.
Cruzaremos la tranquera juntas y contigo me iré al cielo
que soñamos las dos.
En la noche escucho tus palabras, Nilda, corre, corre.
Como corríamos en la noche oscuras para evitar los golpes,
el fuego o lo que no sabíamos.
El miedo de perderte mamá, el miedo a perderte
pedía a Dios la muerte desde niña.
Pedía a Dios la muerte y Jesús enojado me retaba...
Eres tan sólo una niña.
Cruzaremos la tranquera, juntas mamá,
no te soltaré la mano y te apretaré tan fuerte
como vos a mi ¡Cómo cuando era una niña!
Nos llegó la vejez y aún estamos tristes.
No hubo muchas risas en el camino, no conmigo.
Conmigo no has reído, para que esperar más,
vamos juntas mamá... un cielo nos espera,
un cielo de alegrías, un cielo de paz.
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