La tarde apura
el último gris
de las vías
La siesta muda
mece el tranvía agitado,
el corazón acompaña
las voces del repiqueteo
un roce de ala
vuela su sombrero
el palomar erguido
arrulla de valses
a la calesita
y cruje el caramelo
de las manzanas
su voz de tenor
disuadió las siestas
y tomó mi mano
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