sábado, 31 de agosto de 2019

La abeja Por Enrique Álvarez Henao

Miniatura del  bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
los campos cruza en busca de sustento
 sin dejar nunca el colmenar lejano.

De aquí a la cumbre, de la cumbre al llano,
siempre en ágil, continuo movimiento,
va y torna como lo hace el pensamiento
en la colmena del cerebro humano.

Lo que saca del cáliz de las flores
lo conduce a su celda reducida
y sigue sin descanso sus labores,

sin pesar, ¡ay!, que en su vaivén incierto
lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto.

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