sábado, 31 de agosto de 2019

LA MADRE TRISTE Por Gabriela Mistral

Duerme, duerme, dueño mío,
sin zozobra, sin temor,
aunque no se duerma mi alma,
aunque no descanse yo.

Duerme, duerme, y que en la noche
seas tú menos rumor
que la hoja de la hierba
que la seda del vellón.

Duerme en ti la carne mía,
mi zozobra, mi temblor,
en ti ciérrense mis ojos,
duerma en ti mi corazón.

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