Un tema para dos obras de diferentes autores
Hay una
canción del folklore sureño que presenta como autores a los señores Andino
Álvarez y Alberto Merlo, titulada “Hueya pa’ Dolores”, en la misma se hace
referencia a “Laguna de las yeguas en Miraflores” y “Barracas al Salado son
treinta leguas”.
Ese tema
tiene similitud en los topónimos que nombran y la idea en general de los
versos, con las décimas “Relato de un mayoral”, de Justo P. Sáenz (h), éste
publicado en “La Prensa” el 10 de octubre de 1945. Al respecto, en Correo de
lectores del diario porteño La Nación, del 31 de diciembre de 1969, el Sr. Juan
José Márquez Urquiza, cita la siguiente décima de “Relato de un mayoral”:
“Las
leguas que m’he tragau
con la
galera de Vargas,
como que
van treinta largas
de
Barracas al Salau.
Y diez
más desde el venau
que
n’oes paso de los piores,
a la
Posta ‘e Miraflores
en la
laguna ‘e las yeguas,
total;
cuarenta y seis leguas
hasta el
pueblo de Dolores”.
Márquez
Urquiza intrigado por la similitud, recurrió a Sáenz para saber si los lugares
citados tenían existencia real o estaba
en la imaginación del escritor. Ante lo cual recibió como respuesta que “esos
topónimos figuran en antiguos mapas del siglo XIX del partido de Maipú y aún
existen” y, habían sido tomados para su relato, Laguna de las Yeguas, que
quedaba en el campo de D. Francisco Barrionuevo y Miraflores, de la estancia que Francisco Ramos
Mejía había recibido en merced del Gobierno por decreto del 9 de marzo de 1819.
Ambos lugares en el partido de Maipú, y no figuraban en el itinerario que
describía Sáenz en sus versos, además, el camino a recorrer por la galera
comenzaba en Barracas (Hoy Avellaneda) con destino final en Dolores y, esos
lugares estaban situados a 100 kilómetros aproximadamente al sudeste de esta
ciudad, pero los usó por tratarse de consonantes para poder rimar los versos.
La huella de Alvarez y Merlo dice en una parte:
“Laguna
de las yeguas en Miraflores,
allá va
la galera rumbo a Dolores”.
Esos
términos fueron utilizados anteriormente por Sáenz, con lo cual, queda claro
que el primero que trató ese tema fue el escritor y poeta Justo P. Sáenz (h).
Justo P. Sáenz
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