- jCielos! |Un choque! Vamos a morir...
Exasperada por la calma Imperturbable de su compañero, dijo:
- ¡En fin, señor ¡Usted, por lo visto, no tiene miedo!
- No, señora replicó el humorista imprimiendo a su semblante una expresión singularmente patibularia. Nunca temo nada en ferrocarril... pues se me ha predicho que moriré en la horca.
- ¡En la horca!... Enloquecida de miedo la dama cambió de departamento en la estación siguiente. Mientras George Robey, desembarazado de su molesta compañera, sonreía con fruición.
Extraído de Caras y Caretas, año 1935
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