Hoy no pudimos más,
y envueltos del crepúsculo azul en la penumbra,
nos fuimos por el pueblo,
lentamente, a comprar una cuna.
Y compramos de intento la más pobre;
mimbre trenzado a la manera rústica,
cuna de labradores y pastores...
¡Hijo, la vida es dura!
Maestro mi abuelo querido! La vida es dura.
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