sábado, 14 de diciembre de 2013

EPIGRAMAS Por Manuel Bretón de los Herreros

I

A un recién poeta, de pocas esperanzas

Voy a hablarte ingenuamente. 
Tu soneto, don Gonzalo, 
si es el primero, es muy malo;
 si es el último, excelente.

II

A   necio titiritero de afición

Ese hombre, cuyo renombre 
puebla Corte y arrabales, 
a todos los animales
 remeda...  menos al hombre.

V    

Soneto a la pereza

¡Qué dulce es una cama regalada! 
¡Qué necio, el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora 
oír cantar a un ave la alborada!

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada 
reposar una hora y otra hora! 
Comer  holgar..., ¡qué vida encantadora,
 sin ser de nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo

arrastro, bostezando; y, de tal modo
 tu estúpida modorra a entrar me empieza
que no acabo el soneto..., de per...

No hay comentarios:

Publicar un comentario