sábado, 1 de marzo de 2014

El Loco (Anónimo)

Un loco que acababa de escaparse del manicomio se detuvo ante la verja de un jardín en el que un hombre trabajaba.
El recinto estaba bien cuidado; flores y ramaje le daban aspecto agradable y coquetón.
- Buenas tardes - exclamó el loco, dirigiéndose al hombre  que trabajaba.  Vaya un bonito jardín que tiene usted.
- No es feo.
- ¿Hace mucho tiempo que vive usted aquí? Cerca de diez años.
- ¿Se necesita mucho para tener un jardín así? Mucho; empleé aquí "todas mis horas de descanso". Cuando vine esto estaba lleno de basura y de inmundicias.
- Supongo que lo compraría por muy poco dinero. No es mía la casa.
 - ¿No? ¿Por qué, pues, trabaja usted tanto?
- ¿Por qué?... Naturalmente, la casa es mía hasta cierto punto; mientras pague el alquiler.
- ¡Ah! Entonces ni la casa ni el jardín son de usted.
- No; pertenecen al señor Bagley, el banquero. Vive en la esquina; en la casa de los grandes jardines.
- ¡Ah! Sí; la conozco. Pero empleará una barbaridad de tiempo el señor Bagley en cultivar sus jardines.
- ¿Cultivar él sus jardines? Ni por pienso. Para eso paga tres o cuatro jardineros.
- Entonces, siendo este jardín propiedad suya, le pagará él por su trabajo.
- No lo crea; yo le pago por vivir aquí.
- Pero le cobrará menos que a los inquilinos que descuidan el jardín.
- ¡Ja, ja, ja! Está usted de broma. Lo que sucede es que me hace pagar más la casa a causa de las "mejoras que ha experimentado la propiedad".
- ¿Pero la casa y el jardín serán algún día de usted?
- Ni pensarlo. Todo lo más que puedo hacer es seguir pagando el alquiler...
El loco abrió la reja, y dirigiéndose de puntillas y con gran cautela hacia donde estaba el hombre, le preguntó intrigado:
- Dime, ¿cómo te las arreglaste para escapar del manicomio?

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