Ojitos de pena,
carita de luna,
lloraba la niña
sin causa ninguna.
La madre cantaba,
meciendo la cuna:
-"No llore sin pena,
carita de luna".
Ojitos de pena,
carita de luna,
la niña lloraba
amor sin fortuna.
-"¡Qué llanto de niña,
sin causa ninguna!"
-pensaba la madre,
como ante la cuna:
-"¡Qué sabe de pena,
carita de luna!"
Ojitos de pena,
carita de luna,
ya es madre la niña
que amó sin fortuna;
y al hijo consuela
meciendo la cuna:
"No llore, mi niño,
sin causa ninguna;
¿no ve que me apena,
carita de luna?"
Ojitos de pena,
carita de luna,
abuela es la niña
que lloró en la cuna.
Muriéndose, llora
su muerte importuna.
-"¿Por qué llora, abuela,
sin cansa ninguna?"
Llorando las propias,
¿quién vio las ajenas?
Mas todas son penas,
carita de luna.
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