Mientras discutes
los pájaros arrebatan las semillas del camino
y los hombres enflaquecen hasta convertirse
en estatuas de sal viviente.
Mientras tu dios se pelea con el de tu prójimo
en los hombres se abaten las hijas del canto
y es un mal sueño ese sol barato
que se transforma en roja espuma.
¿Quién triunfará? Las palabras
ávidas como gordos moscardones
se transforman en avispas
o serpientes de fuego.
A tu lado pasan huérfanos y viudas,
ciegos y leprosos
hacia el Reino.
Las prostitutas vomitan el vino en tus vestidos
y los publicanos se adornan con coronas relucientes.
Y tú, hombre pequeño, aún sigues lleno de palabras
dentro del fuego.
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