en busca de encandilar desazones, silencios, y destierros
-calor al fin sobre mi cuerpo oculto al vuelo de pájaros,
al cielo azul, al sol, a toda razón, a toda pasión-.
Habla como al ritmo de música de flautas
sonando al clarear de un espacio onírico
-emitido por un pensamiento único,
recogido por mis sentidos
del mismo modo que un madero flotando en alta mar
por las manos frías de un náufrago-.
Sin promesas.
Habla para mí.
Y no sé
qué responder.
(De su libro “Furores”)
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