Un sencillo fuego va consumiéndome los huesos;
un fuego hecho de luna, de ansiedades, de recuerdos,
que ardiendo suavemente en mis ojos y en mi pecho
aleja a mi mente de las costas fértiles del sueño.
¡Oh, insomnio de los ojos, de lo ojos más abiertos
que recuerdan vagamente a los ojos de los muertos.
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