1
Mi corazón era antaño
cascada de polvo fino;
de tanto rodar se ha vuelto
dura piedra de molino.
2
Se me ha perdido una copla.
A quien le salga al encuentro,
se lo gratificará
con la pena que hay adentro.
3
No hay como la libertad,
pero no la de los menos;
yo digo la de los más:
dime si nos entendemos.
4
Enciérrame en una cárcel
y dame una buena copla:
saldré por la puerta grande
y aunque se oponga la tropa.
5
El que tenga una rosa
que no la esconda;
la rosa es de la rosa
y es de la ronda.
6
No se debe reprochar
lo que del diablo comento;
yo he visto al diablo rezar
y que me cuelguen si miento.
7
Se viene al mundo llorando
y se vive padeciendo,
pero se muere rogando
vida que seguir viviendo.
8
Lo digo porque lo digo,
porque se me da la gana:
aquí en medio de la vida
suelto mi copla campana.
9
Digo lo que soy. No niego
-ni creo haberlo negado-
ser hacha, paloma y fuego
y hombre por cada costado.
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