sábado, 7 de mayo de 2016

ALLÁ LEJOS Por RUBÉN DARÍO

Buey que vi en mi niñez echando vaho un día
Bajo el nicaragüense sol de encendidos oros,
En   la   hacienda fecunda, plena de la armonía
Del   trópico; paloma de los bosques sonoros,
Del viento, de las hachas, de pájaros y toros
Salvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.
Pesado buey, tú evocas la dulce madrugada
Que   llamaba a la ordeña de  la vaca lechera,
Cuando era mi existencia toda blanca y rosada,
Y tú, paloma arrulladora y montañera,
Significas en mi primavera pasada
Todo lo que hay en la divina Primavera.

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