domingo, 30 de abril de 2017

La Cenicienta. Por Gastón Figueira.

Sobre un antiguo banco, abandonada
está la Cenicienta... En la cocina
muere el último trozo de la encina.
La estancia va quedando desolada...

Cenicientilla sueña con el hada
que aun no ha venido; sueña con la fina
fiesta, el amante que con voz divina
le ha de gorjear :  Mi bella... mi adorada...

Y llora Cenicienta... De repente,
entra en la estancia un ave misteriosa
trayendo una áurea flor de primavera,

de cuyo cáliz cae suavemente
un billete que dice : Eres hermosa,
Cenicienta, eres buena... espera, espera...

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