domingo, 30 de abril de 2017

Perfume de otoño. Por Francisco Villaespesa.

La tarde se muere...
Respira la brisa
un triste perfume
de rosas marchitas.

La enferma sentada
al balcón, se mira
las pálidas manos,
exangües y finas.
Y al sol, en la nieve
de sus dedos brilla
el rubí de una
dorada sortija.

Florece en sus labios
amarga sonrisa,
y una leve lágrima
tiembla y se desliza
lenta por las pálidas
y enfermas mejillas.

La tarde se muere...
Respira la brisa
un triste perfume
de rosas marchitas.

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