sábado, 1 de septiembre de 2018

ACUSADOR ACUSADO Del libro “Causas Judiciales” de Juan Carlos Pirali

         En 1828 el pequeño pueblo de Dolores en la provincia de Buenos Aires, fue escenario de un hecho que conmocionó a los habitantes del incipiente poblado, debido a sus características violentas que presagiaban un grave final.
Don Laureano de la Piedra era un comerciante que había llegado de Santiago del Estero, instalándose con una pulpería en esa población, donde debía soportar continuos acechos de indios y de paisanos, quienes con prepotencia solicitaban aguardiente y después de haber bebido se retiraban sin pagar lo consumido.
Con lógica preocupación, el pulpero se presentó ante el Juez de Paz del partido, D. Gregorio Villanueva en la tarde del 7 de marzo de 1828, para dar cuenta del último incidente ocurrido en su negocio. Al respecto, expuso que hallándose una partida de indios acompañados por un paisano, a quien no conocía, que en voz alta decía: "Todos los del pueblo de Dolores son unos picaros ladrones, esta noche verán si son baqueanos para pelear". Además, repetía que ninguna justicia lo iba a aprehender, mientras hacía servir aguardiente para animar a los indios, quienes mandaron a buscar a los que habían quedado en las tolderías, lo cuales llegaron, y junto con los que estaban allí y el paisano, se retiraron con rumbo a otra pulpería.
Ante esa denuncia, el Juez de Paz se ocupó del caso e hizo detener al "paisano", comprobándose que se trataba de Paulino Martínez, natural de Buenos Aires de unos treinta años. De acuerdo con averiguaciones, éste había sido baqueano del ejército en tres campañas del general Martín Rodríguez, y además, había estado de capataz en una estancia de D. Pedro Escribano en Chascomús. El detenido tenía muy buena relación con los indios pampas y conocía perfectamente el idioma de ellos.
El juez Villanueva remitió a Martínez bajo segura custodia a la autoridad superior de Buenos Aires, embargándole todos los bienes que poseía en un terreno cercano a Dolores: un rancho, un corral de palo a pique, 750 vacunos, 172 ovejas, 17 chanchos, 14 gallinas y 476 yeguarizos, también le hizo pagar una multa de 400 pesos por haber producido daños su ganado en sembrados de la zona.
El juez de Buenos Aires que intervino en la causa era el Dr. Insiarte, ante quien declaró el acusado. En su defensa dijo Martínez que cuando fue detenido estaba en la capilla de Dolores, cerca de donde tenía su rancho y agregó, que en la noche anterior había ido a la pulpería de de la Piedra a comprar yerba, y que allí se había entretenido con unos indios que habían llegado del lado del Tandil, con los cuales compartió varias copas de aguardiente y debido a estar muy embriagado, no recordaba que había pasado después.
A la pregunta del juez Insiarte, si sabía quién lo había aprehendido y por qué razón, contestó Martínez que lo había detenido el Juez de Paz de Dolores, y que ignoraba el motivo, además declaró que cuando se recobró se hallaba en el cepo del Juzgado.
Martínez era un hombre que tenía buenas relaciones e influencias entre las autoridades políticas y militares de la Capital, a las que recurrió para tratar de salir de la difícil situación en que se encontraba, y gracias al apoyo que encontró de parte de sus "amigos", el 5 de septiembre de 1828 el juez Insiarte convencido de la inocencia del acusado, ordenó su libertad el desembargo de todos sus bienes, declarar nula la multa que había pagado y al mismo tiempo, procesó al juez Villanueva por abuso de autoridad, con lo cual, éste pasó de acusador a acusado.

FUENTE: Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires "Ricardo Levene".

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