sábado, 1 de septiembre de 2018

RAPTO CON FINAL FELIZ - Del libro “Causas Judiciales” de Juan Carlos Pirali

Una de las causas más antiguas tratadas en el Departamento Judicial de Dolores, data del año 1855 y está relacionada con el rapto de una joven en el partido de Pila. Hay que recordar que ese distrito llegaba en esa época hasta las quintas y chacras de Dolores.
El 7 de septiembre del citado año, el Juez de Paz y Comisario del partido de Pila, D. Francisco Letamendi, le informaba mediante oficio al Juez en lo Criminal del Departamento Judicial de Dolores, Dr. Felipe Coronell, que el alcalde del Cuartel 1°, D. Fernando Molina, había entregado en ese juzgado al individuo Mauricio Correa, presentándose posteriormente el vecino D. Antonio Gallo, entablando una demanda criminal contra el detenido por el rapto de su hija Dionicia, con quien -según el denunciante tenía sucesión y que había sido sacada de su casa por el acusado en la noche del domingo 2 de septiembre, y conducida con su hijo a la casa de su hermano político Pedro Rivero en el pueblo de Dolores. También afirmaba Gallo que Correa había faltado a la promesa de casamiento hecha a ella y a sus padres.
El Juez de Paz de Pila remitió al detenido a disposición del Juez del Crimen de Dolores.
El 19 de septiembre, Dionicia compareció ante el juez Coronell y dijo que en la noche del 2 de septiembre, de acuerdo con Mauricio Correa la declarante salió de la casa y caminó hasta el corral, donde la esperaba el padre de su hijo, quien montándola en ancas de su caballo, la condujo hasta Dolores y la dejó en la casa de D. Pedro Rivero. Agregó que el motivo de abandonar su casa fue por la negativa de sus padres, a que la declarante llevara a Dolores un hijo que tenía con Correa para cristianarlo y hacerlo ver.
Ante la pregunta sobre cuánto hacía que tenía relación con Correa, la joven Dionicia expresó que dos años, que sus padres eran sabedores y que le permitían a Correa quedarse en la casa.
El 26 de septiembre de 1855 el juez Miguel Navarro Viola falló en este caso y mandó sobreseer y poner en libertad a Correa.
Como colofón de este proceso, el 26 de noviembre de 1855, el cura párroco Domingo Alemán, casó en la iglesia de Dolores, a Dionisia Gallo, natural de Santiago del Estero, de 19 años de edad y a Mauricio Correa, natural de Córdoba, de 22 años de edad.

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