El jardín florece sin vos
y es casi una insolencia...
No ha esperado tus manos diligentes,
afiladas como cuchillos, ágiles como el viento.
Ha crecido sin esperarte;
sólo la tarde
es fiel a tus cenizas.
Las nuevas plantas no conocen tu rostro
ni los atrevidos brotes tu menudo cuerpo que iba
en busca de ellos.
Una nueva planta ha nacido sobre otra
y aquellas que te conocían aún esperan que vuelvas,
ocultas en la húmeda y tímida sombra
de los canteros.
El jardín estalló sin esperarte,
y nuevos colores alegran el sol y al universo;
la vida brota, insolente, en el patio,
aunque la tierra y yo resistamos mansamente
tu olvido.
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