-Es tal el hábito que tenemos de ocultar a los otros lo que somos, que al fin acabamos por engañarnos a nosotros mismos.
-Es más fácil parecer digno de los cargos que no poseemos, que de los que desempeñamos.
- Nos gusta mucho más que nos imiten, que no que procuren igualarnos. La imitación es señal de estima, pero la competencia lo es de envidia.
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