domingo, 17 de julio de 2016

Aceptación de lo indecible Por Amando Fernández-Guisa- Cuba

Cuando te llegue el tiempo
te irás sin ceremonia ni palabras.
No has de decir adiós a nadie pues hace mucho que tu existencia es,
más que vivir, una amorosa despedida.
De todos tus recuerdos recogiste los más castos
por hacerte más niño, ahora, que ya se inicia un interior
despojamiento,
para mejor sentir —dormir—
en el abrazo de aquélla que algunos llaman muerte.
No le ocultes tu sangre ni tu rostro.
Ni temas. Es su oficio.
Cuando llegue el momento, sal, recíbela en tu puerta; y dile
quedamente, en un susurro:
entra, amor, y reposa; te esperaba.

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