Me hice a ti
en el silencio natural de los pájaros
y en la brisa de las ramas.
Encontré mi alma mientras se marchaba,
como las golondrinas que se posan en los versos de la poesía
hasta pasar las páginas.
Solo el ruido invisible de los recuerdos
me despertó en los caminos de la memoria
y en la libre elección de amar
lo que nadie siente,
lo que a nada se agarra,
lo que soy cuando elijo perderme,
y lo que pierdo cuando decido encontrarme.
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