sábado, 19 de octubre de 2019

El viejo Por Julian Centeya (seudónimo de Amleto Vergiati)

Quisiera amasijarme en la infinita
ternura de mi barrio de purrete,
con un cielo cachuzo de bolita
y el milagro coleao del barrilete.
Verlo a mi viejo, un tano
laburante que la cinchó parejo, limpio y claro;
y minga como yo, un atorrante
que la va de sover y se hace el raro.
Mi viejo, falegname, era grandote,
y un cuore chiquitín, siempre en la vía.
Su vida no fue más que un despelote
y un poco, claro está, por culpa mía.
Vino en el "Conté Rosso". Fue un espiro.
Tres hijos, la mujer, a más un perro.
Como un tungo tenaz la fue de tiro.
Todo se la aguantó: hasta el destierro.
Y aquí palmó.. . aquí está adormecido
mi viejo, el pobre tano laburante.
Se la tomó una cheno de descuido
y me dejó un recuerdo lacerante.
Qué mundo habrá encontrao en su apoliyo
sí es que hay un mundo pa los que se plantan.
Sin duda el cuore suyo se hizo grillo
y su mano cordial es una planta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario