Viénle a un mono la chusca idea
de ornar con flores a una marrana,
y ella, al mirarse ya tan galana,
envanecida se contonea,
y a cuantos mira grúñeles: “¡Ea!
¡Paso a la Venus! ¡Todos atrás!
-¡Ah!, dijo el zorro: siempre eres fea;
pero adornada: ¡mil veces más!
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