2. Dirija usted una mirada al círculo de sus relaciones, y como una sencilla observación, tan sólo por entretenimiento, haga la siguiente prueba: tome una hoja de papel y ráyela en el centro. La derecha de la línea rotúlela, "Personas que sonríen" y la izquierda, "Personas que no sonríen". Anote en cada departamento los nombres de los que poseen o no esas cualidades, y quedará en realidad sorprendido del resultado: encontrará que invariablemente todas aquellas personas anotadas en la columna de la derecha disfrutan de buena salud, su negocio se desenvuelve próspero, son cordiales, y su perenne sonrisa el mejor anuncio de un estado de ánimo conforme y feliz...
3. Sonría siempre, como sonríen los japoneses desde niños, aun cuando tengan que presenciar terribles espectáculos o sufrir profundos dolores morales o intensas penas . físicas. Sonría, aunque tenga necesidad de realizar ejercicios calisténicos de los músculos faciales ante el espejo cada mañana, para enseñarles a contraerse automáticamente. Aprenda no tan sólo a sonreír en todas las ocasiones, buenas o malas, sino procure también reunirse con aquellos que hagan de la sonrisa una religión. Busque la sociedad de gentes agradables y alegres. Los libros humorísticos, los chistes por disparatados y absurdos y cuanto tienda a modificar sus pensamientos pesimistas, transformándolos en optimistas. Y más qué nada cultive el hábito de encontrar i o todo bien, tolerar, perdonar o disculpar, buscando lo divertido, lo ridículo, lo realmente digno de considerar sensible y merecedor de crítica bondadosa en cada situación.
4. No pretendo con esto llevar a nadie al camino de la burla o del sarcasmo, del cinismo o de un escepticismo morboso o, como sucede en ocasiones, y de ellos dan prueba los maldicientes o los envidiosos, hacer desagradable nuestra relación amistosa o cerrar el cupo de los afectos; pero la vida demasiado corta y rica de tristezas y contrariedades bien vale la pena de saberla hacer grata a los que nos quieren o a los que nos aceptan, y más que nada a nosotros mismos, que luchamos con las propias pasiones y tenemos que vencer al horrible monstruo del aburrimiento y del egoísmo en todas sus múltiples manifestaciones. ..
5. Siembre una sonrisa y cosechará muchas de ellas, pues la condición humana consiste en devolver en armonía, lo que recibe. Dé al mundo los beneficios de su alegría, no de sus penas.
Cuéntale al mundo tus dichas
y no le cuentes tus penas;
que vale más que te envidien
que no que te compadezcan.
Así dice un cantar popular que un poeta anónimo de Norte América expone en un pensamiento análogo. . . : "Es muy fácil estar contento cuando la vida se desliza, como canción; pero el hombre merecedor de ser tal es el hombre que sonríe cuando todo va mal.
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