Mi voz
resiste los embates de la angustia
cuando creo ser el centro
de una oscuridad hecha de certezas.
Mi voz
-prisionera de pactos y convenciones resiste
el acoso del lenguaje
cuando el pavor crece
a la hora de comprender intimidades
a la hora de decodificar imágenes
que llegan del otro lado de las pantallas
-en un cataclismo de ruidos cuando
martillea la memoria
harta de registros -tallados con prejuicios y
trato de escapar
quitando de un grito la mordaza
de la prudencia.
Mi voz
que enmudece
a cuesta de las ambiguas sombras del significado
busca la palabra
que vive en sollozos
-abrazada a inconfesables aspiraciones,
dulces como flores desnudasen
bocas que se abren por azar
en bocas que se abren para hablar lo preciso
para preguntar
para intentar reparar lo deshecho
-que pueden herir en un canto
con vocales raptadas
con certezas que el tiempo modeló
que parecen hundirse ahí,
donde la calle llega a los cielos-.
Mi voz
para no repetir discursos ajenos
huye rumbo al silencio
y busca la poesía.
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