En sus vastas ideas desvelado,
El ambicioso deja el blando lecho,
Y jamás con su suerte satisfecho,
Pasa de un cuidado a otro cuidado.
Necia y ocultamente dominado
De artificiosas máquinas su pecho,
Acreedor se juzga de derecho
Al empleo más digno y elevado.
De sus vanos deseos combatido,
No disfruta jamás el bien presente,
Haciéndole infeliz su propio anhelo;
Y al fin, de toda paz desposeído,
Sólo reina en su espíritu impaciente
El ansia, la codicia y el recelo.
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