Yo vi del rojo sol la luz serena
Turbarse, y que en un punto desparece
Su alegre faz, y en torno se oscurece
El cielo con tinieblas de horror llena.
El austro proceloso airado suena,
Crece su furia, y la tormenta crece,
Y en los hombros de Atlante se estremece
El alto Olimpo y con espanto truena;
Mas luego vi romperse el negro velo
Deshecho en agua, y su luz primera
Restituirse alegre al claro día;
Y de nuevo esplendor ornado el cielo
Miré y dije: ¿Quién sabe si le espera
Igual mudanza a la fortuna mía?
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