Sobre las frescas rosas y la hierba,
canta, oh Silvia, el aire del verano,
la eterna juventud de cada rama,
el vuelo misterioso de los pájaros.
He perdido mi amor, ay amor mío,
y entre las hojas olvidadas muero,
recoge, oh Silvia, lo que nunca he sido,
despliega hasta las nubes mi recuerdo.
He de mirar al cielo suplicante
por que devuelta intacta ante mi vida
la imagen de mí misma, no este rostro
que fijó en el espejo mi agonía.
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