lunes, 17 de junio de 2013

Al morir el día - Por Mario Bronte

Han apagado el sol una vez más.
Es insoportable la voluntad de no ser
sin luz y a solas.
¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿Dónde encontrarte bajo la lluvia de esquinas
y farolas rotas?
Camino sin pausa y sin saber como
asumo la evidencia.
Eres la mujer que acecha en cualquier bar
sentada tras una botella de güisqui
y hace latir aprisa mi corazón
inmune al fanatismo del amor diablo.
Eres tú la que encuentro
y que me encuentra
huyendo de las calles vacías.
Somos almas gemelas
intentando ahogar su miedo en alcohol.
Dos bultos inmóviles
que se miran sin reconocerse
como quien contempla lo incomprensible.
Náufragos ambos
en el incólume mar del olvido.
Bebiendo hasta sentirnos
acompañados a solas
en el fluir de la noche que no acaba.
Muriendo lentamente a cada sorbo.
Luego los bares cierran
y nos vamos en direcciones opuestas.
Mañana te volveré a buscar
en bares donde nunca estuviste
y aún me esperas.

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