lunes, 17 de junio de 2013

Desde la prisión - Por Paul Verlaine

El cielo, por cima del techo,
claro y en calma.
Un árbol, por cima del techo,
mece su palma.
La esquila, en el cielo que miro,
dulce resuena.
Un ave, en el árbol que miro,
canta su pena.
Dios mío, la vida está aquí,
buena y sencilla.
Rumor apacible hasta aquí
manda la villa.
-¡Oh, tú solo y triste!, ¿qué fue
de aquella edad
que lloras? ¿A dónde se fue
tu mocedad?

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