sábado, 2 de abril de 2016

AL BORDE DE LA TUMBA Por Manuel del Palacio.

Pequé, Señor, mas no porque he pecado
De vuestra alta clemencia me despido,
Que cuanto más hubiere delinquido
Os tengo a perdonar más empeñado.

Si verme pecador os ha indignado,
Cederéis al mirarme arrepentido;
La misma culpa con que os he ofendido
Os tiene a la indulgencia preparado.

Cuando vuelve al redil de sus amores
Una oveja perdida y recobrada,
En júbilo se inundan los pastores.

Yo soy, Señor, oveja descarriada,
Mirad, Pastor divino, mis dolores,
Y recobradme al fin de la jornada.

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