martes, 11 de noviembre de 2014

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” “MI FIEL AMIGO” - Por Lara Agustina Latorraca

            Hace unos días atrás, en una tarde cruda de invierno, recuerdo que el frío azotaba a todo aquel  que en la calle se encontrara, y al mirar por la ventana observé a un pequeño perro asomándose a la vidriera de un restaurante. Todos los que por allí pasaban jamás retrocedieron para apiadarse de aquel inocente perrito.
            Comenzaba a caer la noche y aquel pequeñito aún estaba allí, acurrucado sobre una caja de cartón. Comencé a sentir algo muy profundo por ese pobre perrito. Le pregunté entonces a mis papás si podía quedarme con él, pero las excusas de ellos fueron infinitas: que el departamento era pequeño, que estropearía la casa, que quién lo cuidaría, no tenemos patio, quién limpiaría sus necesidades y tantas otras cosas que preferí desistir de mi deseo de adoptarlo.
            Aquella noche no pude dormir pensando en “Toby” a quien yo , ya había bautizado con ese nombre. Resultó ser que aquella noche una tormenta muy fuerte azotó la ciudad  y la preocupación y mi cariño, causaron en mi el deseo de ir en búsqueda de Toby. Decidí entonces escaparme, me puse mi piloto, tomé una linterna y sin hacer ruido salí de mi casa a buscar a Toby.
            Cuando llegué a la casa la lluvia y el viento no me dejaban ver y cuando llegué al lugar la caja donde estaba el pequeño ya no estaba allí, ni tampoco Toby. De pronto escuché unos ladridos y me imaginé  que se trataba de mi perrito, me asomé a ver si se trataba de él y por suerte lo era. Pero mi sorpresa fue aún mayor  cuando vi que se encontraba atrapado en una alcantarilla y con la mitad del cuerpo hacia la calle, desesperado por liberarse y escapar de aquella corriente de agua. Mi desesperación fue muy grande al ver una fuerte corriente de agua pero también temía `perder a Toby y la única persona que podía salvarlo era yo. Así que tomé mucha fuerza y valor y con mucho cuidado me acerqué a él, lo tomé por los brazos y sentí que con cada uno de los besos me agradecía por haberlo salvado.
            Volvimos a mi casa y aún todos dormían, llevé  Toby a mi cuarto y lo sequé con una toalla y aquella primera noche dormimos juntos. Al llegar la mañana, procuré esconder al pequeño Toby en el altillo ya que nadie iba allí, le dejé comida y marché al colegio.

Las miradas de mis padres  eran muy extrañas y al asomarme a la cocina Toby estaba comiendo y tomando leche y en su cuello tenía puesto un collar azul. Cuando me vio vino muy contento  a saludarme. Giré y miré a mis padres ya que la sorpresa era muy grande, ellos entonces me dijeron que se podía quedar, mi alegría fue aún mayor y desde entonces mis días cambiaron con la llegada de Toby, ya que siempre jugamos juntos y jamás nos separamos.

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